El impacto masivo que tuvo la denuncia de Thelma Fardin trajo como consecuencia una nueva sensibilidad y una nueva lucidez para percibir comportamientos que durante mucho tiempo estuvieron naturalizados y fueron tolerados en nuestra cultura. El tema se volvió excluyente en todos lados, y el ámbito laboral no fue la excepción. En todas las conversaciones de coaching que mantuve en estos días con hombres y mujeres, en mi estudio y en empresas, hubo una reflexión en torno del abuso, no solamente vinculadas a lo sexual sino también a las diversas formas de agresión, maltrato y abuso de poder que se dan en los lugares de trabajo.