Esta situación nos permite experimentar en carne propia qué nos pasa como individuos y como equipo cuando nos enfrentamos con lo incierto y lo desconocido.
Unas semanas atrás fuimos con mi familia a festejar un cumpleaños a un juego de escape . Para quienes no lo conocen, es una actividad inmersiva en la que un grupo de personas -en este caso éramos seis- tiene que ir descubriendo pistas para resolver un misterio y así lograr escapar, en menos de una hora, de una habitación cerrada. Desde ya les spoileo el final: ¡no lo logramos!