Hola, Andrea
Me había jurado que lo que nunca haría en la vida era volver a trabajar en la empresa familiar, una distribuidora mayorista de alimentos y bebidas fundada por mi abuelo en 1943. Después de un breve paso como cadete y “tareas generales” al terminar el secundario, comprendí que no quería para mí el desgaste, la malasangre y el estrés con que había visto transitar a mi padre sus mejores años. Finalmente, sus problemas de salud lo obligaron a retirarse el año pasado. Yo, hijo único de 36, tomé la decisión de dejar mi empleo en el área comercial de un banco para hacerme cargo de la dirección de la distribuidora.