Caminante no hay camino, sino estelas en la mar, decía el poeta. Y algo, mucho de eso, hay en la historia de Diego Docampo, a quien conocí hace un tiempo, en las cenas de los viernes de la Red Solidaria en Plaza de Mayo. Diego es un claro ejemplo del encuentro con el otro, de la comprensión por la situación de quien lo necesita. Dar y recibir: mucho más que elementos materiales, que los consigue, si claro, y en cantidad. A veces, dar hasta desde el silencio y la mirada profunda.